Viral. Soportan el calor del sol, el rechazo de las personas, la experiencia de trabajar en un país ajeno al suyo, todo por sacar adelante a sus hijos, afectados por la crisis social que vive su lugar natal: Venezuela.
En el emporio comercial de Gamarra se puede observar a jóvenes venezolanas que realizan diversas actividades comerciales, para enviar un sustento a sus familias en su país.
Para Lorena Linares, el mayor sacrificio hasta el momento fue haber abandonado su nación y empezar una vida nueva. La decisión que tomó fue muy difícil, ya que dejó a sus hijos en su país.
Mientras que para Elaine Méndez lo importante fue llegar al Perú con sus hijos y nietos, mantener unida a la familia pese a haber vendido todas sus pertenencias.
Son testimonios de mujeres jóvenes y adultas para quienes los riesgos no fueron impedimentos a fin de embarcarse en aventuras que las alejarían de su país natal con una sola finalidad: mejorar las condiciones de vida de sus hijos.
“Vine a esta nación dejando mi casa y a los que más amo: mis tres nietos. Tomé la decisión gracias a mi hijo, que fue el primero en migrar. Sufrí mucho, pero si no salía nuestra familia se hubiera muerto de hambre”, comentó Janet Araujo.
Para ellas el sacrificio valió la pena. Norgelis Jiménez arribó al Perú para darle un mejor futuro a sus pequeños hijos. Ellos están allá y los extraña. Espera que comprendan su decisión cuando crezcan.
Otras dejaron sus profesiones para convertirse en vendedoras ambulantes, como Génesis Díaz, licenciada en Relaciones Industriales, quien trabajó cinco años en una municipalidad, en Venezuela, y lo dejó todo por sus hijos.
Estas mujeres soportan distancias y hasta discriminación, todo para mantener a su familia y conservar la esperanza de alcanzar un futuro mejor.
Fuente: Andina