A pesar de que los propios organizadores de la movilización negaron que el destino fuera la casa del presidente Ollanta Humala, el ministro del Interior, Daniel Urresti, dispuso extremas medidas de seguridad en los alrededores de la vivienda del mandatario que incluyeron el traslado de centenares de agentes de seguridad, cuya presencia en la zona generó zozobra entre los vecinos.

Mientras los jóvenes todavía se preconcentraban en la plaza San Martín para su tercera marcha en protesta por la ley del régimen laboral juvenil, varios destacamentos policiales formaban filas en el óvalo Higuereta, en Surco, a pocas cuadras del domicilio del jefe de Estado.

En cambio, en el destino de la marcha —la sede de la Confiep, en la avenida Víctor Andrés Belaunde, en San Isidro— solo había unos 80 efectivos y una reja que evitaba todo acceso a ese local.

Fuente: Perú21