. Miles de personas se manifestaron en el país contra su clase política al completo bajo el lema “que se vayan todos los corruptos”, en protesta por los escándalos de corrupción y la crisis política abierta por el proceso de destitución del Congreso contra el presidente, .

La movilización, con concurrencia multitudinaria en Lima y replicada en otras ciudades del interior del país, se celebró en la víspera de la crucial jornada de este jueves, donde el parlamento, controlado ampliamente por la oposición, con mayoría absoluta del fujimorismo, votará una moción para destituir a Kuczynski.

Los participantes demandaron la disolución del Congreso, con unas nuevas elecciones generales y e incluso una nueva Constitución, si es que los parlamentarios deciden destituir al presidente, pues la mayoría de formaciones políticas o sus principales líderes están implicados en el caso Odebrecht, la mayor trama de corrupción de Latinoamérica.

La marcha, que transcurrió por las principales calles del centro histórico de Lima, también fue en advertencia a una eventual ruptura del orden democrático, pues el fujimorismo tramita en el Congreso inhabilitar a jueces del Tribunal Constitucional y al Fiscal de la Nación (fiscal general), además de la destitución de Kuczynski.

Las organizaciones sociales y colectivos civiles que convocaron la manifestación acusaron al partido fujimorista Fuerza Popular, liderado por Keiko Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), de perpetrar un golpe de Estado encubierto para apoderarse de los distintos poderes.

Por eso, los manifestantes lanzaron durante su recorrido consignas como “Ni golpe ni pacto con los corruptos” y “Keiko, acepta, no eres presidenta”, en referencia a su derrota frente a Kuczynski en las elecciones presidenciales del 2016, por una diferencia de apenas 40.000 votos.

A la cabeza de la movilización estaba Avelino Guillén, el fiscal que investigó los casos de violaciones a los derechos humanos y corrupción por los que fue condenado Fujimori a 25 años de prisión, y quien además apoyó a Kuczynski frente a Keiko en los últimos comicios.

Lo seguían una serie de cabezas gigantes de gallinazos (buitre negro americano), ave muy común en Lima, que simbolizaban a todos los expresidentes peruanos implicados en casos de corrupción, que son los cuatro que permanecen con vida: Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala.

Kuczynski está acusado por el Congreso de mentir al supuestamente intentar ocultar vínculos con Odebrecht, que la pasada semana desveló haber pagado más de 782.000 dólares a la consultora Westfield Capital, propiedad del mandatario, por asesorías entre 2004 y 2007, cuando él era ministro en el Gobierno de Toledo (2001-2006).

Sin embargo, tanto la empresa como el gobernante defendieron la legalidad de los contratos y la nula intervención de Kuczynski en la administración de la consultora mientras estaba en el sector público.

El caso Odebrecht afecta a casi toda la primera plana política de Perú por los millonarios sobornos pagados entre 2005 y 2014 para adjudicarse grandes contratos en obras públicas, además de financiar las campañas electorales de los principales candidatos.

Fruto de las investigaciones, los predecesores de Kuczynski también están inmersos en sospechas, como Toledo, con orden de captura por supuestamente recibir 20 millones de dólares en sobornos; García, investigado por dádivas en el Metro de Lima, y Humala, en la cárcel por la presunta financiación irregular de sus campañas.

Keiko Fujimori y su partido Fuerza Popular también están siendo investigados por la Fiscalía por supuestamente haber financiado su campaña de 2011 con fondos de Odebrecht.

Fuente: EFE

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