Urge dar mantenimiento al enmallado que recubre diversas zonas del acantilado de la que ya están colmatadas por el constante desprendimiento de tierra y que podrían ya no cumplir su función si ocurriera una gran caída de rocas, con el consiguiente peligro para los vehículos o personas que transitan por los alrededores.

Así lo advirtió hoy la decana del Colegio de Arquitectos de Lima, Constanza Remar, quien manifestó que las recientes lluvias y cambios atmosféricos constituyen un riesgo no solo para los distritos ubicados en cuencas o riberas de ríos, sino también para aquellos ubicados en el litoral, como San Miguel, Magdalena del Mar, Barranco, Chorrillos, Miraflores y San Isidro, todos integrantes de la Autoridad Autónoma de la Costa Verde (AACV).

“Toda la costa es un peligro y los acantilados son un riesgo latente, incluidos los que están en Larcomar. Esa zona es muy peligrosa. El tratamiento inmediato, más barato, fueron las mallas, pero eso no basta, debe haber una segunda etapa. Hace algunos días pasé por la playa y vi que (la malla) se estaba colmatando”.

Cuidado con Barranco

La arquitecta señaló que tener acantilados no es el problema, porque si uno va a Europa, Venezuela, Ecuador o Colombia, puede observar que existen diversos tratamientos para su contención o manejo, pero que en todos estos lugares se les da mantenimiento.

“Pasa igual con la malla. Esta no puede quedarse así. Hay partes en que cumple su función y en otras ya no lo hace, razón por la que seguimos con los derrumbes. Abajo (en la parte cercana a la pista que circunda la zona) han puesto alguna protección, pero a pesar de eso continúan ocurriendo incidentes. No es suficiente lo que se ha hecho. Es urgente darle mantenimiento”, reclamó.

Remar dijo a la agencia Andina que si bien no es fácil ponerse de acuerdo en la administración de la ciudad, sobre todo por aspectos de zonificación, es necesario revisar procesos como el que ocurre en Barranco.

Sostuvo que la Municipalidad de Barranco está llevando al Colegio de Arquitectos una serie de planos para obras de construcción a fin de determinar la delimitación exacta del terreno en el que se puede construir cerca a los acantilados, pero estos planos han sido trazados de tal manera que cuando se va al terreno en cuestión, el dibujo solo corresponde a la mitad del lote y el resto de la futura construcción está literalmente en el barranco.

“Entonces vienen las confusiones y en ese desorden las personas toman las decisiones que creen convenientes, lo que mejor les parece, lo cual es un gran riesgo para todos”, finalizó.

Fuente: Andina