Por primera vez en 74 años, la Plaza de Acho no verá realizarse la feria del Señor de los Milagros debido, principalmente, al brote de del Perú, las estrictas normas de distanciamiento social, así como el hecho que este recinto ha sido transformado en un refugio para los más pobres de la ciudad de Lima.

La COVID-19 logró lo que no pudieron hacer años de presión animalista: por primera vez en 74 años se suspenderá la feria taurina del Señor de los Milagros, la mayor de América Latina, ya que la plaza de Acho, su principal escenario, ha sido reconvertido en refugio para personas desamparadas en Lima.

Acho, el coso taurino más antiguo de América y uno de los más antiguos del mundo (1766), no recibirá este año a ninguna de las épicas figuras del toreo que desde 1946 han pisado, ininterrumpidamente, su arena en los meses de octubre y noviembre, y seguirá albergando “La Casa de Todos”, un hogar municipal para proteger de la COVID-19 a personas en situación de calle.

Con los espectáculos públicos aún prohibidos y sin vuelos internacionales, así como con severas restricciones sanitarias y una cada vez mayor presión social y política sobre el mundo taurino en Perú, la suspensión de la feria ha caído como un jarro de agua fría entre los aficionados limeños.

Pero también se ha convertido en un acontecimiento “emblemático” para los defensores de los animales, que durante años han peleado por poner fin a la tauromaquia en el país.

	La Plaza de Acho funcionó sin para en 74 años. (Foto: EFE)
La Plaza de Acho funcionó sin para en 74 años. (Foto: EFE)

Cambio generacional

Para Luis Berrospi, el representante de la Red Internacional Antitauromaquia en Perú, que la feria del Señor de los Milagros se suspenda es importante por su valor simbólico, pues “Acho es el recinto principal de la actividad” taurina en el país y ahora, reconvertido en albergue, es “un recinto donde se manifiesta la solidaridad entre los ciudadanos”.

“No veremos toros, sino a la plaza convertida en el albergue donde se brinda ayuda a las personas sin hogar (…) En este contexto es importante y suma en esta causa para terminar con el espectáculo de la muerte animal”, afirmó a Efe el activista antitaurino.

Berrospi enfatizó que la ausencia de los toros este año en la capital peruana es el heraldo del cambio “generacional” y “cultural” que vive el país y que habla de que “la tauromaquia que persiste en el Perú está próxima a terminar”.

En ese sentido, señaló como clave a otro evento de capital importancia, pero de poca repercusión, que sucedió en estas últimas semanas: la decisión del concejo municipal de Lima de prohibir, en septiembre pasado, el uso de sus inmuebles para espectáculos donde se ejerza tortura contra los animales.

Ese paso, de hecho, ofrece más riesgo sobre los toros en Acho que la pandemia, pues cuando culmine el contrato de concesión a la empresa mexicana “Casa Toreros”, el año próximo, el recinto no podría ser entregado nuevamente para otras corridas.

Sin embargo, aún queda por ver qué pasara con esta norma, pues hay algún matiz que puede cambiar la situación, ya que la plaza es en puridad patrimonio de la Sociedad de Beneficencia de Lima, un organismo independiente al ayuntamiento, pero del que forma parte.

Con información de Efe