Desde que falleció en 1617 se convirtió en un importante centro de peregrinación, adonde acuden miles de devotos y curiosos, especialmente en la fiesta del 30 de agosto.

Entre las reliquias que posee destaca un tronco del limonero, dos cruces de madera y una silla que pertenecieron a la Santa.

Sin embargo, para muchos peruanos y extranjeros, el principal atractivo es el pozo de 19 metros de profundidad, donde la famosa limeña arrojó la llave de la cadena que ceñía su cintura.

Fuente: Historiadelperu.net