Muchas veces y sin saberlo estamos expuestos a sustancias o minerales que pueden ser peligrosos para nuestro organismo. Uno de ellos es el asbesto, término utilizado para describir un conjunto de minerales que se produce de forma natural en el ambiente y cuyas fibras han sido utilizadas en diversas industrias como la construcción, por ser resistentes al calor, al fuego, a los productos químicos y no conducir la electricidad.

Sin embargo, el asbesto también resulta peligroso para nuestra salud, ya que la exposición frecuente a este mineral puede desencadenar cáncer de pulmón. Por ello, Joseph Pinto, biólogo molecular de Oncosalud, nos brinda recomendaciones para conocer más sobre el asbesto y poder prevenirlo:

1. Consecuencias en la salud. El asbesto es peligroso porque sus partículas (en forma de filamentos), que pueden llegar hasta los pulmones, no son degradadas por las células del sistema inmune, produciendo inflamación crónica y desequilibrio en los tejidos pulmonares que conllevan a la formación de cicatrices (fibrosis) que impiden el funcionamiento normal de los pulmones.

2. Relación con el cáncer. La elevada o constante exposición al asbesto y sus consecuencias sobre los pulmones incrementan significativamente el riesgo de padecer algún tipo de cáncer, principalmente de pulmón. Es importante señalar que puede pasar un tiempo prolongado, hasta 20 años, antes de presentarse estas enfermedades.

3. Población en riesgo. Entre las personas en riesgo de inhalar grandes cantidades de asbesto se encuentran los trabajadores en demolición de viviendas, manipulación de calaminas antiguas y quienes se dedican a la mecánica automotriz, ya que también puede encontrarse asbesto en las pastillas para frenos o empaquetaduras de los autos.

4. Consejos. Se recomienda evitar la exposición a ambientes donde se conozca que hay asbesto. Los trabajadores que estén en contacto con asbesto obligatoriamente deben portar equipo de protección (guantes, lentes, mascarilla, ropa de trabajo) y no deben llevar estos elementos a su hogar.

5. Regulación. La Ley 296622, con aplicación desde julio del 2011, prohíbe explícitamente el uso de asbesto anfíboles y regula el uso del asbesto crisolito en productos donde no pueden ser sustituidos por otros y bajo supervisión de entes especializados como el Ministerio de Salud. (Andina)