Jesús Quispe Varilla, de 23 años, quien ayuda en la manutención a tres de sus hermanos menores, nunca se imaginó que afuera de la discoteca El Patrón, ubicada en boulevard El Retablo, en Comas, lo iban a matar a golpes, puntapies y hasta con un bate de béisbol.

Acudió a esa discoteca con cinco amigos, pero apenas se desató una gresca lo dejaron solo y los de seguridad lo botaron a la calle. Fue allí donde ocurrió lo peor.

“Eran como más de 70 pandilleros que lo agarraron como un muñeco (…) De la discoteca lo han sacado y lo han botado”, expresó uno de los testigos.

Moribundo fue conducido al hospital Sergio Bernales, conocido como Collique, donde nunca despertó. Los médicos dijeron que el golpe fue muy fuerte. El joven estuvo inconsciente por más de tres días y falleció.

Las autoridades policiales no tienen ningún sospechosos de quién cometió el crimen, el cual se produjo cerca de la discoteca Pk2, donde unos sicarios acribillaron a un hombre en presencia de los asistentes.