Los vecinos querían matarlo y es que por culpa de sus celos enfermizos provocó que todas las casas de su manzana, ubicada en el asentamiento humano Loma Linda, en Puente Piedra, se quemaran.

Resulta que Juan Carlos Gutiérrez, un humilde reciclador, que creía que su esposa le era infiel con su cuñado, no tuvo mejor idea que quemar su casa para vengarse de ellos.

Así, provisto de varios galones de gasolina y de un fósforo dio inicio al infierno. Sin embargo, el aire le jugó una mala pasada, pues provocó que las llamas se expandieran rápidamente y afectaran las demás viviendas.

Cuando quiso apagar el siniestro ya era demasiado tarde. Su ataque de locura había reducido a cenizas más de diez viviendas. Trató de huir del lugar pero fue capturado por la Policía y miembros de serenazgo.

Sus vecinos lo golpearon y trataron de lincharlo en la Plaza de Armas de ese distrito, pero los efectivos lo defendieron y condujeron a la comisaría, donde pidió perdón y dijo sentirse arrepentido.