A sus cortos años la tragedia ya golpeó a los niños de . Sus inocentes ojos vieron como todo el patrimonio de sus familias de un momento a otro se convirtió en cenizas el viernes último y por eso era necesario alejarlos del dolor, distraerlos en actividades propias de su edad, con juegos, con música y con todas las herramientas posibles que los aislen de la desgracia.

Controlada la emergencia, especialistas del Ministerio de Educación, estudiantes de Bellas Artes y voluntarios en general pusieron manos a la obra e implementaron un ambiente —en medio del dolor— para proteger a los más pequeñitos de , para acogerlos y quitar de ellos cualquier rastro de estrés provocado por la tragedia.

“Estamos brindándoles apoyo socioemocional con actividades lúdicas, con dibujos, y cuentos en un ambiente amable para ellos, mientras sus familias tratan de recuperarse”, manifesto Killa Miranda, representante de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana.

En efecto, mientras los damnificados de la comunidad Shipibo-Koniba buscan retirar los escombros y tal vez recuperar algo de entre las ruinas, los niños están alejados y protegidos.

Son 240 pequeños que desde las nueve de la mañana son acogidos para desarrollar actividades artísticas y juegos tradicionales.

Pero se espera que mañana lunes puedan volver a clases y tratar de continuar su vida de la manera más próxima a lo normal. Para ello, especialistas del Ministerio de Educación ya hicieron un listado del material didáctico que se debe reponer para el reinicio de clases, donde se dessarrollarán lecciones para vincular lo que está sucediendo en su alrededor con lo que generalmente, se aprende en las aulas.

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