“Lamentablemente, debido a la falta de entrenamiento de los profesionales de la salud y la actitud negativa de la familia, que se niega ‘a dormir’ al paciente, muchos enfermos mueren agobiados por el dolor”, expresó en su blog Cuida tu salud.

Recordó que el cáncer cerebral de Brittany Maynard era considerado inoperable y solo podía recibir medicamentos contra la hinchazón del cerebro y el dolor de cabeza y radioterapia para intentar controlar el crecimiento del tumor.

Precisó que la muerte asistida es legal en cinco estados de Estados Unidos: Oregón, Washington, Nuevo México, Vermont y Montana, por lo cual Brittany debió mudarse al primero de los nombrados para recibir una receta de altas dosis de sedantes, que al ser tomados, le permitan pasar del sueño a la muerte en la tranquilidad de su hogar.

“Si el paciente tiene dolor intenso, se incrementan las dosis de medicamentos contra el dolor, idealmente se empieza a usar morfina, con lo que el paciente pierde la conciencia, entra progresivamente en coma y fallece”, refirió el especialista.

Huerta remarcó que el principal problema de la medicina moderna es que en las escuelas de medicina no se enseña a aceptar la muerte de un paciente terminal como un evento natural y se ha convertido al deceso “en una derrota”.

“Al no recibir en la escuela de medicina ninguna educación para aceptar la muerte de un paciente terminal como un evento natural, el médico simplemente continúa ciego tratando de prolongar una vida que el muy bien sabe que no puede salvar”, enfatizó.

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