La Policía de Homicidios confirmó que el excoronel FAP Luis Alberto Vargas Napurí fue el penúltimo dueño de la pistola Glock 19, hallada el 4 de agosto en un pozo de agua, a 200 metros del lugar donde fue encontrado el cadáver del mayor FAP Jorge Olivera Santa Cruz.

Según el diario ‘La República’, el oficial retirado declaró a los agente de la Dirincri que en el 2006 vendió el arma al civil y experto en tiro Augusto Elías Benavides, por intermedio de un técnico del servicio de Material de Guerra de la FAP.

Elías Benavides, quien también se presentó a declarar a raíz de las manifestaciones del oficial, aseguró que jamás compró esa arma. “Han suplantado mi nombre y falsificado mi firma”, declaró.

La Policía determinó que hubo un tercer dueño del arma: el técnico Oto Machuca Crisanto, actualmente en actividad. Él es el primer dueño de la pistola y quien la vendió al coronel en retiro Vargas Napurí, en 2004.

Aunque hasta ahora no se ha podido precisar si la pistola Glock fue empleada en la muerte del mayor Olivera, esta aparece como un elemento clave.

“No se ha encontrado la bala que causó su muerte. No se puede determinar aún si el arma hallada fue empleada en este hecho porque no hay un cotejo de las estrías del proyectil con el cañón de la pistola”, aseguró un agente de la División de Criminalística en declaraciones reproducidas por el diario.

Por su parte, la esposa del mayor FAP, Elizabeth Gonzales, está convencida de que fue un asesinato y que la mano asesina proviene del narcotráfico o el contrabando de piezas de aviones.