1. El toro de Falaris. Era un instrumento de tortura cuyo nombre se atribuye a Falaris, tirano de Sicilia, que murió en el año 554 a. C. Los ajusticiados se introducían en el interior de una efigie de bronce hueca con forma de toro. La efigie se colocaba encima de una hoguera, con lo que la temperatura del interior aumentaba como en un horno. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía.
2. Muerte por mil cortes. También llamada “Muerte de los mil y un cortes” o “Muerte de los cien pedazos”, fue una forma de suplicio chino utilizado hasta principios del siglo XVIII. Consistía en descuartizar al reo, que previamente era drogado con opio y atado a un poste. Los pedazos del cuerpo eran depositados ante el reo, que era mantenido con vida hasta terminar con una decapitación o la extracción de un órgano vital. Se aplicaba a siervos que hubieran matado a su amo, o en delitos de lesa majestad.
3. Bota de hierro. Los zapatos metálicos poseían en la planta unos pinchos que en caso de apoyar al planta de pie se clavan por la parte baja del pie, para no perforarse el condenado debía mantenerse de puntillas el máximo tiempo posible. Para más sufrimiento, este método de tortura se combinaba con un sistema que inmovilizaba las manos y muñecas cerca de la cabeza y obligaban a permanecer erguido.
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4. Tortura de agua. Se ataba a la víctima con un alambre de espino y se le tapaba la boca con trapos para que no pudiese vomitar. Por medio de unos tubos se le introducía por los conductos nasales agua hasta que su estómago estuviese a punto de explotar. Al hincharse el abdomen los alambres de espino se clavaban en el cuerpo. Pero esto no era todo, una vez hinchado los torturadores pateaban y saltaban encima hasta que el estómago explotara.
5. El tormento de la rata. Se remonta a los tiempos de la antigua China. Consistía en colocar una jaula, abierta por debajo, en el abdomen del condenado (el cual permanecía tumbado boca arriba y completamente inmovilizado). Seguidamente, los verdugos colocaban brasas en la parte superior de la jaula para asustar al roedor. De esta manera, la rata, presa del pánico, mordisqueaba el abdomen del reo hasta abrir un túnel para escapar.
6. La cuna. Se obligaba a la víctima a sentarse sobre una cuña de metal extremadamente afilada, el peso del cuerpo unido al de las cadenas y bolas pesadas colocadas en los tobillos causaban que se fuera clavando el metal en el cuerpo hasta que causaba la muerte, normalmente por desangramiento.
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7. La pera. Dependiendo del género del torturado la pera era introducida por el ano o la vagina, una vez dentro del cuerpo se giraba una manivela que abría el artilugio en el interior, causando un dolor insoportable. Además de la expansión el objeto tenía en su punta unos pinchos que se clavaban en el interior.
8. Machacador de cabezas. Un utensilio en el cual introducían el cráneo y mediante un rodamiento, apretaban la cabeza por arriba, mientras que por abajo estaba al tope con la barbilla. Los dientes estallaban o se iban clavando en los huesos de la mandíbulas, los ojos se salían de sus cuencas debido a la presión cuando el cráneo se rompía y finalmente podía incluso salirse el cerebro por los oídos.
9. La zarpa del gato. El torturado era colgado desnudo y era “rascado” con un instrumento dotado de garfios en la punta. Las afiladas uñas de esta zarpa de gato desgarraban la piel y arrancaban tiras de carne. A menudo los garfios penetraban tan hondo que dejaban el hueso al descubierto. El torturado solía morir desangrado o quedaba inconsciente debido al dolor.
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10. Silla de interrogatorios. Cientos de afilados pinchos componían el respaldo y asiento de esta silla de torturas, que por medio de una especie de cinturones se clavaban en la espalda. Para que el sufrimiento fuese mayor se colocaba bajo la silla de hierro ascuas ardiendo que calentaban la silla y quemaban a la víctima.
Fuente: Circo Viral