Las fotos de estudio son todo un clásico familiar. Con un fondo a elegir, los integrantes de la familia posan con sus mejores ropas, peinados y totalmente producidos para que la imagen que quedará en la posteridad en un cuadro colgado en la sala sea la idónea.

En algunos casos, si la situación lo amerita o la imaginación está en estado de ebullición, los fotógrafos suelen usar algún programa de diseño, para que el fondo de un solo color sea un océano o para arreglar ciertas imperfecciones que no visualizaron en un primer momento.

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En otras oportunidades las familias, para escapar de la rutina y en un afán innovador, se toman una foto temática. Ya sea todos con los rostros pintados al estilo de un grupo de rock, con aires navideños o, incluso, con trajes medievales, estas familias destacan por su falta de timidez y en la mayoría de ocasiones por su gran mal gusto.