. Una jueza de Broward, , recriminó duramente, agitando los brazos, gritando e insultando a una detenida con falta de aire que fue llevada a la corte en una silla de ruedas por cargos menores tras una pelea familiar. La acusada murió luego.

La jueza Merrillee Ehrlich renunció a su cargo, aunque no se sabe con certeza cuándo lo hizo y cuándo la dimisión se hará efectiva. La noticia de la muerte de Sandra Faye Twiggs, de 59 años, se conoció el último viernes.

La víctima, una mujer de 59 años en silla de ruedas que padecía una enfermedad pulmonar crónica y asma, había sido arrestada por un delito menor en un incidente de violencia doméstica el pasado 13 de abril en Lauderhill.

Ella había comparecido al día siguiente desde la prisión por videoconferencia ante la magistrada. Se trataba de una audiencia para la fijación de fianza.

La detenida tosía y reclamaba el tratamiento para sus problemas respiratorios, pero la jueza se mostró implacable con ella, según el vídeo recogido por distintos medios de .

recibió maltratos de jueza

En un video del encuentro del 15 de abril, Ehrlich aparece a la izquierda de una pantalla dividida en dos, y Sandra Faye Twiggs aparece sentada en una silla de ruedas. La jueza le pregunta si ella y su hija, la presunta víctima, viven en la misma casa.

Twiggs trata de responder la pregunta, que requiere un poco más que un “sí” o un “no”, ya que la joven no vive todo el tiempo con su madre. Twiggs se queda a la mitad de una frase y Ehrlich le grita: “¡Por favor! ¡No responda más de lo que le estoy preguntando!”

Evidentemente exasperada, Ehrlich le pide al abogado de Sandra Faye Twiggs, que está en otro lugar durante la conexión del video, que le diga a la mujer que “pare de hablar”.

Mientras Twiggs tose y se sujeta la cabeza, Ehrlich le habla a los guardias, que no aparecen en la pantalla: “¿Alguien le puede dar un poco de agua?”. Sin embargo, la furia de la jueza continúa. Twiggs trata de decirle que necesita tratamiento médico por sus problemas pulmonares.

Pero la jueza estalla: “Señora, ¡yo no estoy aquí para hablar de sus problemas de salud!”. Una vez más, Ehrlich se impone al abogado de Twiggs para enseñarle mejores modales en el tribunal.

“¿Vas a decir algo en el micrófono para que ella pueda oírte y puedas darle instrucciones sobre cómo comportarse en la corte?”, dijo la jueza. “No voy a pasar todo el día con ella interrumpiéndome”, dice Ehrlich.

“¡Ya ha dicho demasiado!”, le grita la jueza más tarde, mientras Sandra Faye Twiggs intenta responder otra pregunta.

final anunciado

Sandra Faye Twiggs padecía de asma y de una enfermedad pulmonar crónica obstructiva, conocida por su sigla en inglés como COPD. Había sido arrestada tras una riña con su hija de 19 años.

“Mi mamá murió y no hay nada que yo pueda hacer”, dijo la hija, Michelle Ballard. “Soy una adolescente que ahora tiene que enterrar a su madre”, agregó.

Carolyn Porter, una amiga de la familia dijo sobre la muerte de Twiggs: “Llegó a la casa tan devastada que apenas podía respirar”.

Porter le dijo al Miami Herald que después que Twiggs salió en libertad y regresó a su casa, estaba hambrienta, mareada y casi sin respirar. Tuvo problemas para que le llevaran sus medicinas a la cárcel, dijo Porter.

Anna Twiggs, la hermana de la mujer, la encontró muerta en su cama el último miércoles por la mañana, al día siguiente de ser liberada.