Desde hace 2.000 años, los curanderos chinos han utilizado un extracto de la raíz de una planta conocida como Chang Shan, un tipo de hortensia que crece en Tíbet y Nepal, para curar la malaria. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard asegura que ese remedio es tan eficaz que puede ser utilizado para tratar muchos trastornos autoinmunes e incluso para luchar contra el envejecimiento. El estudio aparece publicado en la revista Nature Chemical Biology.

El secreto de esta planta, según los científicos, reside en un componente químico llamado halofuginona, que bloquea las reacciones inmunes que pueden causar enfermedades. «Este compuesto podría inspirar nuevos enfoques terapéuticos para una variedad de enfermedades autoinmunes», explica Malcolm Whitman, profesor en la Escuela de Odontología de Harvard.

Anteriores investigaciones habían demostrado que la halofuginona reducía la formación de cicatrices e incluso la progresión del cáncer. En 2009, el equipo informó de que este compuesto protege contra los células inmunes dañinas Th17, implicadas en la artritis reumatoide, esclerosis múltiple y psoriasis, entre otros males autoinmunes, sin afectar a otras células inmunes beneficiosas. Los investigadores descubrieron que minúsculas dosis de halofuginona reducían la esclerosis múltiple en ratones.

Fuente: ABC.es