La captura fue obra del fotógrafo Alessandro di Meo y ha dado lugar además a todo tipo de especulaciones y comentarios, pues muchos creen que se trata de un designio divino.

En la fotografía se puede ver perfectamente cómo el rayo, que ilumina el cielo nublado y ya oscuro de noche cerrada en Roma, cae sobre la punta de la cúpula de la basílica vaticana.

Muchas son las circunstancias que han envuelto en el misterio a esta fotografía y al fenómeno atmosférico que la protagoniza, en medio de la renuncia de Benedicto XVI.