Increíble. encontró en el Océano Atlántico el botín que estaba abordo del S.S. Central America —conocido como el Barco de Oro–- que naufragó en la costa de Carolina del Sur, en septiembre de 1857.

Pero Thompson no hizo solo el milagro, fue patrocinado en su aventura por algo más de cien personas. Con esa ayuda, sacó las monedas del siglo XIX, la campana del barco y barras de oro de un gran tamaño.

Pero una década después, sus dos principales inversores lo denunciaron por estafa,porque se quedó con el botín e hizo dinero vendiéndolo a otras personas. Ahí comenzó su otra odisea, huir de las autoridades de su país.

Thompson fue finalmente capturado en enero de 2015, después de que agentes rastrearon a su novia a un hotel donde una noche costaba 200 dólares. En un primer momento, la búsqueda de las monedas parecía prometedora. Thompson se declaró culpable de desacato en abril de 2015, y tras acordar una colaboración para recuperar el tesoro, dijo que las monedas estaban en Belice pero esa información nunca dio frutos.

El pasado mes de noviembre su apoderado dijo que Thompson padecía una pérdida de memoria repentina y que no recordaba a quién le había dado el oro. Un juez federal que interviene en el caso no le creyó y lo acusó de estar simulando su falta de memoria.

Fue por eso que decidió dejarlo en la celda un año más. El cazador de tesoros

podría permanecer confinado allí hasta que indique dónde está el tesoro. Mientras tanto paga una multa de mil dólares diarios.

Finalmente, concluyen medios estadounidenses, el oro del S.S. Central América sigue “perdido” por segunda vez en dos siglos y el único hombre que sabe donde encontrarlo permanece en silencio.

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