Una propiedad inmensa, interiores de mármol, un recorrido de golf y hasta un zoo privado. Así vivía el depuesto presidente de Ucrania Viktor Yanukovich, casi en un parque de atracciones, rodeado de lujos y caprichos.

La mansión se ha convertido en un atractivo turistico para miles de ucranianos, que acudieron a admirar la residencia, ubicada en Mezhigorie, 20 kilómetros al norte de Kiev. Todos ellos salían boquiabiertos e indignados.

“Estoy impactada”, exclamaba Natalia Rudenko, militar retirada, contemplando los céspedes impecables, adornados con estatuas de conejos y ciervos, en esta propiedad situada a los 15 km de Kiev y percibida como un símbolo de la corrupción del régimen.