Con la misma confianza con que Bashar al Asad anunció su intención, también presentó sus condiciones. Y estas, según los expertos, podrían ser muy difícil, si no imposible, de cumplir.

El plan de Rusia establece que Siria firme la Convención de Armas Químicas, que requiere que las partes declaren y destruyan el arsenal que poseen. Durante mucho tiempo Siria ha rechazado este acuerdo. Pero ahora cambió su posición.

“En mi opinión, el acuerdo podrá tener efecto un mes después de su firma y Siria comenzará la entrega de datos sobre sus armas químicas a organizaciones internacionales”, dijo.

Pero agregó que “éste es un proceso bilateral” y que Estados Unidos debe “abandonar su política de amenazas contra Siria (…) Cuando veamos que Estados Unidos realmente desea estabilidad en nuestra región y deje de amenazar, de empeñarse en atacar, y también deje de entregar armas a los terroristas, entonces creeremos que todos los procedimientos necesarios pueden ser finalizados”, subrayó el mandatario.

Cabe indicar, el presidente ruso, Vladimir Putin, de inmediato elogió a su aliado, pero muchos expertos subrayan que este paso no será ni corto ni inmediato, y recuerdan lo que ocurrió con Saddam Hussein en los 1990 con las interminables negociaciones y retrasos para que los inspectores de armas de la ONU pudieran entrar al país y verificar su arsenal.

El mismo presidente Asad aseguró durante su entrevista que las cosas no serán tan fáciles, “esto no significa que Siria firmará los documentos, cumplirá las obligaciones, y eso es todo”, dijo.