Su padre, también llamado Rateb, lo muestra orgulloso. Ya pasó una semana y el bebé, de tan sólo un mes, goza de buena salud. Posa sonriente entre sus hermanas. No hay ni una marca del cruel episodio que casi termina con su vida.

El ataque del régimen de Al Assad ocurrió en Duma, al noreste de Damasco. Allí, donde todos los días caen bombas y los sirios mueren por las balas de sus propias Fuerzas Armadas… o por el hambre y la falta de agua.

El gobierno sirio suele usar bombas de barril, las cuales contienen cientos de kilos de explosivos y provocan daños masivos al caer. Los activistas las describen como “barriles de sangre” debido a su efecto devastador.

Más de 130 mil personas han muerto en Siria desde el inicio del conflicto en marzo de 2011 y de ellas al menos 66 mil son civiles, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

El organismo aseguró que hizo un recuento desde el 18 de marzo de 2011, contando al primer muerto en la provincia de Deraa, hasta el 30 de diciembre de 2013. Entre los 66.203 civiles, hay más de 7 mil menores y 4.695 mujeres mayores de 18 años.

Fuente: Infobae.com