de 84 años, esperaba con ansias la participación de su nieto en los y no era para menos, el tailandés Sinphet Kruaithong de 26 años participaba por primera vez en una olimpiada y ella le tenía fe.

“Lo animo, que luche, que luche. Echo de menos a mi nieto y quiero que gane. Él está haciendo esto por el país, para traer la medalla de oro”, había afirmado la abuela días atrás a varios medios de comunicación tailandeses.

el bronce y el llanto

Aunque miles de kilómetros los separaban, Subin Kongthap no se perdía cada paso de su nieto, así que el día de su participación en la categoría halterofilia (56 kilogramos) prendió su televisor. Al ver que había logrado un lugar en el podio su explotó de emoción, pero su corazón no soportó y murió en el acto.

Sinphet Kruaithong había ganado la medalla de bronce para su país. Era la segunda presea para Tailandia y estaba feliz, pero su sonrisa se transformó en llanto al enterarse de que si abuela había muerto.

“La tesis inicial es que murió de un fallo cardíaco, pero tendremos que esperar lo que diga el hospital. No sé si estaba demasiado nerviosa o si ya estaba enferma”, expresó Somwang Prangprakoan, un agente policial de la provincia de Surin.