En , una madre asesinó a su hijo de siete años al estrangularlo con un pañuelo después de escribir cartas diciendo que preferiría que él “estuviera muerto” a tener que perderlo en una batalla legal por su custodia.

Lesley Speed (44) también es acusada de usar un cojín para sofocar al pequeño Archie Spriggs el mismo día en que ella y su expareja Matthew Spriggs iban a asistir a un tribunal familiar.

Darren Jones, compañero de Speed, encontró al niño en su litera en su casa de Church Stretton, Shropshire, el 21 de septiembre del año pasado.

Además, la señora Speed fue encontrada sangrando por unas heridas que se hizo con un cuchillo. Fue llevada de urgencia al hospital y sobrevivió, y luego fue acusada de asesinato.

El tribunal escuchó que las cartas encontradas en la casa de Speed revelaron que: “Preferiría que Archie estuviera muerto antes que verlo partir con su padre”.

Según los médicos, Speed afirmó que “ya no quería vivir” y no preguntó por Archie. Recibió tratamiento por cortes en el cuello, los brazos y las muñecas.

El 21 de septiembre fue el día de la audiencia que la señora Speed tanto temía.

La fiscal encargada del caso explicó en el tribunal que Lesley había sido diagnosticada con depresión en dos oportunidades (1998 y 2014), pero el nivel de la enfermedad fue calificado como “moderado” por parte de los médicos.

En tanto, la defensa de la mujer señaló que aún no estaba claro que Lesley hubiera matado a su hijo y que si el tribunal lo consideraba así, también tenía que tener en cuenta “las opiniones de los expertos” que señalan que en el momento del asesinato “ella sufría una anomalía mental causada por un episodio grave de depresión con síntomas psicóticos”.

El juicio continúa y se espera que en los próximos días se dicte sentencia, de acuerdo al Daily Mail.