Oreste Tornani trabajaba hace más de 20 años, como mecánico en una fábrica de montaje. Fue entonces cuando sufrió un ataque salvaje por parte de los hermanos de la mujer que amaba, quienes lo desfiguraron con un rifle.
Debido a esto, Tornani se tuvo que someter a muchísimas operaciones, pero además de la deformidad, le quedaron otras secuelas físicas, como dificultades en el habla.
Actualmente, Tornani no tiene trabajo y vive de la caridad. La Asociación María Cristina Ogier, de la ciudad de Florencia, un centro católico dedicado a la “ayuda a la vida”, lo sostiene y le brinda apoyo.
El valiente hombre dijo que el dolor físico y espiritual ha quedado atrás y que hoy vive con amor, esperanza y una profunda fe católica, que es la que lo motivó a viajar hasta Roma para asistir a una de las audiencias generales que da los días miércoles el Papa en la Plaza de San Pedro, según Infobae.
“Cuando lo conocí, me preguntó cómo estaba, cómo me iban las cosas y se interesó en si tenía algún problema y en dónde vivía”, explicó. “El Papa habla en sencillo, es cordial, con voz cálida y da gusto oírlo”.
La fotografía del encuentro, se difundió por las redes sociales y los medios, pero se ignoraba en ese entonces quién era ese hombre sin rasgos.
Esa ocasión resultó ser la segunda vez que el saludo del Papa a una persona desfigurada llamaba la atención del público. Poco antes, en la audiencia del 6 de noviembre, el papa Francisco había abrazado con mucho afecto a Vinicio Riva, un italiano que sufre de neurofibromatosis, una enfermedad genética que le causa abscesos deformantes en todo el cuerpo.