Con una intensidad de 7,8 en la escala Richter, el terremoto que sacudió este martes gran parte de México fue el más intenso registrado desde 1985, año en que un sismo de 8,1 se cobró al menos 10.000 muertos.

Sin embargo, a pesar de su intensidad, en esta ocasión varios factores contribuyeron a convertir lo que podría haber sido una nueva tragedia en apenas un mero susto.

Según los expertos fue clave el hecho de que el terremoto fuera del tipo conocido como de “subducción”, es decir, que se produjo a un nivel bastante inferior al de la superficie terrestre.

Físicos del Servicio Sismológico Nacional de México señalaron que la energía desprendida por el sismo fue al menos la mitad que en 1985.

Las décimas de diferencia entre uno y otro sismo son claves, explicaron, ya que el aumento de intensidad en la escala Ritcher es exponencial, lo que hace que un temblor de grado cuatro no sea el doble de uno de grado dos, sino 100 veces superior.

La magnitud de un terremoto en esta escala aumenta al menos diez veces de un grado al siguiente.

Fuente: BBC Mundo