Poco antes de la medianoche del 14 de abril de 1912, el Titanic golpeó un iceberg y se hundió en menos de tres horas. Los líderes mundiales se reunieron tras la tragedia en la primera convención por la Seguridad de la Vida en el Mar para responder a la amenaza de los icebergs.

Lo único que tenía el transatlántico para navegar en las aguas infestadas de icebergs era la ayuda de la vista y de una radio a bordo.

Como consecuencia del hundimiento se creó la Patrulla del Hielo Internacional (IIP por sus siglas en inglés), a la que le encargaron la vigilancia del “Callejón de Icebergs”, una zona tristemente célebre del Océano Atlántico cerca de la Isla de Terranova.

No existen cifras globales sobre el número de impactos contra icebergs, pero se sabe que continúan produciéndose cada año.

El hecho de que el hielo esté disminuyendo no supone que haya desaparecido por completo, así que aún encuentras hielo por esas zonas. Por lo tanto, aún supone un riesgo, en especial si cada vez pasan más barcos por esta ruta”, dice Fleming.

Les corresponde a los capitanes y a las empresas navieras valorar si les merece la pena navegar por el atajo del Ártico a pesar de la posibilidad mayor de chocar con un iceberg, según Hill.

Los barcos, también pasan mucho tiempo en el mar, y tendrán que enfrentarse a más hielo desprendido de la costa de Groenlandia, según Peter Wadhams, jefe del Grupo de Física del Océano Polar de la Universidad de Cambridge.

Estos icebergs más pequeños se escapan de la detección de los radares por su reducido tamaño y son difíciles de detectar con la vista por su escasa altura. Pero aún así pueden causar grandes estragos.

A eso se añade el problema de esquivar el hielo marino, que es agua marina helada, de icebergs, los mismos trozos de glaciar que “hicieron polvo el Titanic”, añade Fleming.

“Es como si en lugar de golpearte contra un muro de ladrillos, eliges hacerlo contra un tazón de cereales”, dice. “Así que intentamos evitar los icebergs a toda costa”.

Pero los capitanes no están obligados a prestar atención a las advertencias de la IIP, y el error humano puede pesar más que los instrumentos más precisos.

“Un capitán descuidado puede causar un accidente por mucha ayuda técnica que le prestes”, dice Wadhams.

Fuente: BBC Mundo