Japón se encamina hacia un desastre demográfico con los consiguientes problemas sociales y económicos: achicamiento de la fuerza laboral, bancarrota del sistema de jubilación, crecimiento económico muy bajo o negativo, y más cargas impositivas, lo que llevará a la pérdida de competitividad.

Para evitar este apocalipsis, las autoridades tratan de incentivar a los japoneses a tener hijos. Pero las mujeres esperan casi hasta los 40 años para procrear y casi la mitad de los hombres solteros entre 25 y 39 años viven aún con sus padres. Los niños ya son una rareza en Japón. La cantidad de menores de 15 años representa sólo el 14% de la población.

En este contexto, Takuro Morinaga propone aumentar los impuestos a los solteros agraciados y disminuir el monto de aquellos a los que la naturaleza no favoreció con una cara bonita.

Por ejemplo, un hombre apuesto, con ingresos importantes, sería castigado con un aumento de 80% por permanecer soltero. Bastante disuasivo.

Cabe recordar que en Japón, casi el 50% de los hombres entre 30 y 35 años son célibes. Sus ingresos han disminuido debido a la crisis económica en los últimos diez años, pasando de unos 62.000 dólares a 37.000 en la actualidad. Pero las mujeres aspiran a encontrar un esposo con buenos ingresos, al menos dos veces superiores a los suyos. La consecuencia es que unos pocos afortunados monopolizan a las mujeres.

Fuente: Infobae