Los aspirantes a la Casa Blanca preparan las elecciones primarias de este martes en Oregon, con todo resuelto entre los republicanos a favor de Donald Trump, pero con la lucha abierta entre los demócratas Hillary Clinton y Bernie Sanders, que también se enfrentarán en el estado de Kentucky.

Aunque cada vez está más cerca de lograr la nominación presidencial por su partido, las encuestas son favorables al senador por Vermont en Oregon y auguran una reñida batalla en Kentucky.

Si Sanders ganara en Kentucky, supondría para él una victoria moral al extender su racha ganadora tras adjudicarse Indiana y Virginia Occidental.

En ese estado, los demócratas otorgan 55 delegados para la convención que se celebrará en julio en Filadelfia para designar al nominado a la Casa Blanca, pero sólo los ciudadanos registrados serán elegibles para votar, lo que podría ser beneficioso para la ex secretaria de Estado, que ha ganado en los diez estados que han celebrado elecciones con este modelo hasta el momento.

Sin embargo, el viraje en el voto que se ha identificado en los votantes blancos en Kentucky podría favorecer a Sanders, como lo hizo en Virginia Occidental, apuntan los expertos.

Los dos aspirantes están concentrados en ganar ese estado, donde Clinton tiene hoy hasta tres actos de campaña, mientras que Sanders pasó el domingo haciendo lo propio ante cerca de 2.000 seguidores.

De todos modos, una posible doble derrota para Clinton no cambiaría de manera significativa su ventaja en el número de delegados, pero el hecho de que siga perdiendo estados pondría en entredicho sus aspiraciones y constataría aún más que un grupo considerable de los demócratas no está satisfechos con ella.

Además, si Sanders se hace con ambos estados, contribuiría a seguir retrasando la fecha en la que los demócratas se unan en torno a su candidato y trabajen de cara a las elecciones de noviembre para enfrentarse al virtual nominado republicano, .

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Desde que el multimillonario venciera hace dos semanas en Indiana, provocando la salida de sus dos últimos rivales, el senador por Texas Ted Cruz y el gobernador por Ohio, John Kasich, el Partido Republicano trata de aunar a sus miembros en torno a su figura, que, por contra, ha jugado un papel muy divisivo en las primarias.

El presidente del Comité Nacional Republicano (RNC, en inglés), Reince Priebus, salió en defensa del magnate este fin de semana en distintas entrevistas televisivas, con el objetivo de llamar a los votantes clásicos del partido que se alejan de la retórica de Trump.

Numerosos miembros del propio Partido Republicano han expresado su rechazo al multimillonario y ya han dejado claro que no apoyarán su candidatura para la Casa Blanca, como los expresidentes Bush, padre e hijo, o el excandidato a la Presidencia en 2012, Mitt Romney, quien, según algunas informaciones periodísticas, podría estar incluso preparando una tercera candidatura.

Según The Washington Post, un grupo de republicanos frustrados con Trump, entre los que se incluye Romney, trabaja activamente para reclutar a un aspirante para una candidatura presidencial independiente, entre los que el diario sugiere que podrían encontrarse el senador por Nebraska Ben Sasse y el propio Kasich.

La división que experimentan los republicanos tras el fenómeno Trump es innegable, pero Priebus advirtió que promover a un aspirante independiente sería “una misión suicida”.

“Esa es una misión suicida, no está bien-. Y creo que lo que la gente debe hacer es tomar el enfoque de Paul Ryan, que es trabajar con y averiguar si hay o no un punto en común en lugar de hacer estallar todo”, opinó Priebus.

El presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., Paul Ryan, accedió la semana pasada a reunirse con el magnate para intentar acercar posturas, después de que días antes asegurara que no estaba listo aún para darle su respaldo oficial.

EFE