Unos mil policías amotinados tomaron la Plaza de Armas aledaña al palacio presidencial en La Paz, Bolivia, en su quinto día de rebelión por demandas salariales, mientras el gobierno de Evo Morales insiste en que la derecha pretende usar la protesta con fines golpistas.

Al grito de “¡esta es nuestra plaza!” y ¡fuera masistas! (militantes del MAS) los sublevados, con las caras cubiertas, se lanzaron sobre un minoritario grupo de personas afines al oficialismo que con vestimentas indígenas y pancartas ingresaban a dicho lugar para expresar su respaldo al mandatario.

A empellones y golpes los desalojaron del área. Los insultos sobre los oficialistas se multiplicaban: “¡pichicateros (drogadictos)!”, “¡narcotraficantes!, “¡contrabandistas”, vociferaban con rabia los amotinados, agitando palos y fierros de manera amenazadora.

El motín policial por mejores salarios comenzó el último jueves con una huelga de hambre y la decisión de unos 10 cuarteles de no realizar su trabajo, como patrullajes callejeros; luego subieron a unos 20, junto a algunas comandancias regionales, y este lunes oscilaban entre 25 y 30.