En pocas horas se reunirán en Cuba los líderes de la Iglesia Católica, , y el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, . El encuentro es considerado el evento del milenio, pero ¿por qué es tan importante?

La reunión que sostendrán Francisco y el patriarca Kiril de Moscú será el primero que se produce entre los jefes de ambas iglesias desde el Gran Cisma de 1054 y abre una vía de diálogo entre las dos iglesias cristianas.

Según relata la agencia EFE, católicos y ortodoxos comparten la creencia en un mismo Dios y el mismo evangelio, pero comenzaron a alejarse en el siglo IV, en el año 330 d.C, cuando el emperador Constantino decidió trasladar la capital del Imperio de Roma a Constantinopla.

El distanciamiento se agudizó en el siglo IX y finalmente, en 1054 se produjo la separación definitiva a raíz del Gran Cisma entre Oriente y Occidente, durante el papado de León IX y el patriarca Miguel I Cerulario, quienes incluso se excomulgaron mutuamente.

Ambas Iglesias se separaban, entre otras razones, por cuestiones como el Filioque, el Espíritu Santo no sólo procede del Padre, sino también del Hijo, la jurisdicción universal del papa entre todos los cristianos o la validez de algunos sacramentos.

En estos años, las relaciones entre ambas iglesias han sido distantes y en ocasiones, incluso tensas, por ello, la cita religiosa en La Habana servirá para mostrar la flexibilidad de ambos líderes religiosos.

Como estados, la hoy extinta Unión Soviética había iniciado relaciones con la Santa Sede el 15 de marzo de 1990, un año antes de su desintegración y poco después de la histórica visita al Vaticano del que fuera su último dirigente Mijail Gorbachov, un ateo confeso y defensor de la libertad religiosa durante la “Perestroika”.

En enero de 1992, la Santa Sede reconoció a Rusia como sucesora jurídica de la URSS y estableció relaciones a nivel de representaciones permanentes, y en diciembre de 2009 ambos estados establecieron relaciones diplomáticas plenas.

Ahora, Francisco y Kiril tendrán en La Habana la oportunidad de ejercer sus buenos oficios, acercar sus Iglesias y denunciar al unísono la persecución de las minorías cristianas en Oriente Medio y el norte de África, que es el tema principal a debatir en su reunión.