Con el clamor de “¡No más muerte ni explotación!” durante una misa dedicada a migrantes y víctimas de violencia, el echó el cerrojo este miércoles a una visita llena de contenido a , en la que tocó con sus mensajes a diversos sectores sociales.

Durante la misa, celebrada en Ciudad Juárez ante cientos de miles de personas a solo 80 metros de la frontera con EE.UU., el líder de la Iglesia católica denunció la “tragedia humana” de aquellos que se ven obligados a emigrar, “expulsados por la pobreza y la violencia”.

En su camino en busca de mejores condiciones y oportunidades, encuentran “terribles injusticias; esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano”, dijo.

“¡Y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!”, añadió el pontífice, aludiendo a la ola de asesinatos que dieron triste fama a Ciudad Juárez en las últimas dos décadas.

Ante todas estas situaciones, Francisco pidió “el don de la conversión y el don de las lágrimas” para todos los que provocan estos sufrimientos.

Tras expresar su vehemente rechazo a la muerte y la explotación asociadas con la criminalidad, aseveró que “siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad, siempre hay tiempo de implorar la misericordia del Padre”.

Previamente, al visitar una prisión en la misma ciudad, dijo ante unos 700 reos que “el problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social”.

Asimismo, los exhortó a luchar desde su reclusión por revertir las situaciones que generan exclusión. “Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión”, acotó.

Al concluir la escala en la cárcel y antes de celebrar misa, el papa tuvo un encuentro con organizaciones de trabajadores y representantes de cámaras y gremios empresariales. A ellos les dijo que están unidos por la responsabilidad de crear espacios de trabajo digno, “especialmente para los jóvenes de esta tierra”.

Señaló que “uno de los flagelos más grandes” a los que se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo, “lo que genera en muchos casos situaciones de pobreza”, la cual “es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia”.

Citando su encíclica “Laudato si” sobre la defensa del medioambiente, Francisco clamó contra la mentalidad que pone a las personas “al servicio del flujo de capitales, provocando en muchos casos la explotación de los empleados como si fueran objetos a usar y tirar”.

“Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días”, advirtió el papa, y agregó que “hay que hacer todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan más”, exclamó.

Fuente: EFE