Robert Mazur, el exagente encubierto de Estados Unidos (USA) que hizo caer a narcotraficantes y blanqueadores de dinero del colombiano cártel de Medellín de , contó detalles de su peligrosa labor.

Hasta la Operación C-Chase, que tuvo lugar en los años 80, las autoridades estadounidenses buscaban a los narcotraficantes siguiendo el recorrido de la droga, pero Robert Mazur y su equipo decidieron rastrear el dinero.

“A lo largo de mi carrera siempre me ha parecido que el punto débil del crimen organizado es el dinero”, manifestó el exagente encubierto, quien recuerda que por esta razón llegaron “a la conclusión de que infiltrándonos en su sistema de blanqueo de dinero podríamos llegar a su control de mando”.

En ese sentido, comentó que “quien posee el dinero decide también dónde se envía ese dinero”.

El plan funcionó y el equipo de Mazur ascendió bastante rápido en el cártel y llegó hasta las personas que deciden el destino de las fortunas.

Así se ganó la confianza de los jefes de los carteles

Mazur sostiene que una de las grandes dificultades de la profesión es cuando “toca hacer creer a uno de los ‘malos’ que somos amigos” para que confíe “sus mayores secretos, los más oscuros”.

Por tal motivo, explica, hay que tratar con un jefe de cartel durante años, de manera que “lo entiendes, conoces a su esposa y a sus hijos” y al final reconoces el impacto que tendrá la operación “no solo en ellos, sino también en los miembros inocentes de su familia”.

“Cuando los ves en su faceta de padre, cómo tratan a su hija, te das cuenta de que es un buen padre”, pero al mismo tiempo debes recordar que “hicieron una serie de cosas malas” y “deben rendir cuentas”, añade el exagente.

Sin embargo, “eso no quiere decir que toda la esencia de su vida de esta persona sea mala de por sí”, porque “si vemos las cosas de esa manera, ¿cómo podrían pagar su deuda con la sociedad y retomar sus vidas sin delincuencia?”, se pregunta Mazur, quien opina que “debemos ver los diferentes planos en la vida de una persona”.

Tres cualidades de un buen agente encubierto

Mazur dijo cuáles son las tres habilidades que debe tener un buen agente: la primera es “ver el mundo en blanco y negro”, porque “si uno tiene una visión demasiado complicada de lo que está bien o mal puede fácilmente irse por un camino tortuoso”.

“La segunda es la habilidad de no dejar torpemente que tu mentalidad de agente interfiera en la comunicación”, mientras que la tercera es “entender el nivel de estrés al cual te vas a someter y aprender a manejarlo”, afirma Mazur.

En este sentido, cuenta que durante la operación conciliaba el sueño tres o cuatro horas al día, y entonces, “debía comer bien, hacer ejercicio, intentar dormir más, reconocer lo importante que es cuidar del cuerpo”, y mantenerse en la mejor forma física posible.

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