Rebecca Oldham (25) sufrió durante varios meses fuertes dolores abdominales.

Tras habérsele realizado varias pruebas, las autoridades del Hospital Middlemore decidieron intervenir para extirparle los ovarios.

Al entrar en el quirófano y proceder con la cirugía, los médicos se sorprendieron al encontrar un feto de casi cinco kilos en avanzado estado de gestación.

Ante tal sorpresa, los médicos optaron por despertar a Rebecca y comunicarle que estaba embarazada y que debían practicarle de urgencia una cesárea.

La neozelandesa aseguró que en ningún momento pensó que volvería a dar a luz. Sin embargo, ahora ya tiene una niña, puesto que ha tenido en los últimos años problemas en su aparato reproductor.

Afortunadamente, el pequeño se encuentra en perfecto estado y ya se encuentra en casa junto a su hermana mayor.