Cuando los asesinos comenzaron a matar a su familia, Alí el-Sayed (11), cayó al suelo en su casa, bañó su ropa con la sangre de su hermano y engañó a los soldados haciéndoles creer que estaba muerto, en Siria.

“Me embadurné con la sangre de mi hermano y me hice el muerto”, dijo Alí a The Associated Press vía Skype, con voz firme y áspera, cinco días después de la matanza que lo privó de padres y hermanos.

Alí es uno de los pocos sobrevivientes de la matanza del último fin de semana en Houla, en la provincia central siria de Homs. Más de 100 personas fueron masacradas, muchas de ellas mujeres y niños, ultimados a tiros y puñaladas en sus casas.