Okene fue el único sobreviviente de una tripulación de 12 hombres. El barco pesquero en el que trabajaba como cocinero se hundió a 32 kilómetros de la costa de Nigeria, en el Océano Atlántico.

Lo extraordinario de su historia es que la embarcación quedó destruida y se hundió a más de 30 metros de profundidad. Sin embargo, tuvo la fortuna de quedar encerrado en un sector del barco que funcionó como una burbuja de aire debajo del agua.

En las imágenes se puede ver el momento en el que los rescatistas arriban tres días después del naufragio al lugar del accidente y, mientras buscan los cuerpos de los tripulantes, se llevan la sorpresa de encontrar a alguien con vida.

“¡Está vivo! ¡Está vivo!”, grita el buzo cuando ve que la mano de Harrison Okene toma la suya y la aprieta con fuerza.

En la secuencia siguiente se puede ver que le entregan una botella de plástico con agua para que se hidrate luego de tres días sin beber ni comer nada. Además, lo ubican en una cámara de despresurización para adaptarlo a la presión del ambiente.

Fuente: Infobae.com