El pasado miércoles, el jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, convocó a todos los gobernadores y a los alcaldes electos de los 79 municipios más peligrosos del país para hablar de inseguridad ciudadana, un problema creciente.

Ocasión que aprovechó para responder ante la oferta de diálogo abierta por Henrique Capriles, líder de la oposición, quién propuso al gobierno considerar que Venezuela vive “una situación de emergencia” a causa de la violencia.

Además, Capriles instó a los venezolanos a hacer una “reflexión inmediata”. “Lo que más debería pegarnos en el alma es que parezca que el país se está acostumbrando a este tipo de noticias”, consideró.

Ante el impacto que ha tenido el asesinato de Mónica y Henry en la opinión pública y, por ende, en la oposición, el mandatario pidió a los venezolanos “no manipular y convertir el caso en un hecho de politiquería con el que generar más odio”.

Prometió “mano de hierro para quien quiera matar”. “No habrá tolerancia contra los que pretendan llevar a cabo acciones de este tipo”, afirmó, al tiempo que reiteró que su gobierno “quiere la paz en Venezuela”.

“La masacre contra Mónica Spear y su esposo es una bofetada para todos. Yo asumo plenamente mi responsabilidad”, ha dicho durante la reunión.

Fuente: Europapress.es