Armstrong, a los 39 años, fue el primer hombre que pisó la Luna. En 1969 alcanzó su máximo esplendor vital y profesional cuando dirigió como comandante la misión lunar de la nave espacial Apolo 11.

En su regreso a la Tierra con sus compañeros de expedición Edwin E. Aldrin y Michael Collins, Amstrong abandonó las actividades aeronáuticas para ser catedrático en la Universidad de Cincinnati.