La estela de terror dejada por el dictador libio Muamar Gadafi persiste más de dos años después de su muerte. La última y macabra prueba de cómo se las gastó el sátrapa durante las cuatro décadas que se mantuvo en el poder son las mazmorras en las que torturaba y violaba a personas de todas las edades y sexo, según un reportaje de la cadena BBC que se emitirá el lunes y que desentraña la trastienda más cruel, viciosa y oscura del líder libio. Era un secreto a voces del que hablaban de puertas adentro muchos libios y sobre el que poco a poco comienza a hacerse la luz.

Son miles los ciudadanos que, más allá de las ejecuciones a cientos llevadas a cabo en el penal de Abú Salim, han sufrido, casi siempre en silencio, las locuras de Gadafi. Muchos abusos, especialmente los sexuales, han quedado a menudo ocultos bajo el peso del estigma que impone la religión musulmana.

La parte más visible del despiadado régimen era el famoso grupo de las “amazonas”, las guardaespaldas que acompañaban de manera permanente al líder en sus desplazamientos y sobre las que circulaban todo tipo de historias y rumores. Pero, también, muchas de las víctimas eran estudiantes elegidas por el dedo caprichoso del tirano en sus visitas a escuelas y universidades. En ellas la virginidad era un “plus” para el dictador. El solo gesto de rozar la cabeza de una de ellas indicaba que había sido “agraciada”, daba igual que fuera menor.

De algunas nunca más se supo, otras fueron abandonadas, moribundas, en plena calle. Pero algunas lograron escapar y han relatado tales barbaridades sobre orgías de sexo, palizas, drogas, viagra y alcohol, que eran difíciles de creer. No parecía posible en alguien que llevaba las riendas de un país, como ya contó en 2012 la periodista francesa Anick Cojean en su libro ‘Las cautivas’.

Una chica que estuvo en la siniestra nómina de guardaespaldas relata en el reportaje del canal británico cómo Gadafi la mantuvo encandilada hasta que fue obligada a presenciar varias ejecuciones de adolescentes. Grabada en siete países, entre ellos Libia, la historia de BBC recoge además el testimonio de una profesora que fue testigo de cómo Gadafi eligió en su escuela a varias alumnas de las que luego abusó en sus palacios. El de la esposa del ministro de Exteriores, cuyo cadáver el dictador guardaba en una nevera. O el del cirujano plástico brasileño que tuvo que operarlo sin anestesia porque el tirano tenía miedo a ser envenenado y que tuvo que parar la intervención para que se comiera una hamburguesa.

Fuente: ABC