El Ejército de Sri Lanka tomó control de la prisión de Welikada, la principal del país, tras un motín con 27 muertos que ha sido calificado por las autoridades como el peor disturbio penitenciario de las últimas décadas.

La crisis en esta cárcel situada a las afueras de Colombo se desató en la tarde del viernes y el centro vivió varias horas de enfrentamientos armados entre la policía y los reclusos, hasta que en la madrugada del sábado la Fuerzas Armadas se hicieron con el mando.

A lo largo de la jornada, las tropas han hallado once cadáveres, lo que ha situado el número de fallecidos por los choques en 27, la mayoría reclusos, según explicó al Parlamento del país insular el ministro de Prisiones, Chandrasiri Gajadeera.

“He constituido un comité que estará compuesto por tres miembros para investigar el incidente”, dijo Gajadeera, citado por varios medios locales.

En declaraciones a Efe, una fuente de ese ministerio agregó que al menos 30 personas más resultaron heridas, entre las que figuran no solo reos sino también agentes y militares.

Los enfrentamientos comenzaron después de que comandos de la policía de élite realizaran una redada en la prisión en busca de droga y teléfonos móviles.