Una mansión de 45 mil metros cuadrados valorada en 13 millones de dólares y cercada por los acantilados y las colinas de la isla neozelandesa de Waiheke, fue incendiada y demolida el pasado sábado de la manera más dramática posible, todo para que un multimillonario pueda consatrir una nueva mansión.

Los propietarios de la vivienda querían derruirla la vivienda y construir una nueva pero como “no querían ser muy banales” decidieron llamar a los bomberos y ofrecerles un trato: ellos propusieron utilizar la casa como escenario de unos ejercicios de entrenamiento.

En el simulacro participaron 45 bomberos voluntarios, que fueron trasladados desde la ciudad de Auckland.

“Era una propuesta fantástica”, ha declarado el oficial de bomberos Peter Rowe. El equipo empleó numerosas técnicas de extinción de incendios y aparatos de respiración y realizó varias investigaciones. Asimismo, obtuvo los permisos necesarios para llevar a cabo la quema controlada y los vecinos fueron avisados de los ejercicios.

Anteriormente, la vivienda, que cuenta con cinco dormitorios, una rampa para botes, una piscina de hidromasaje y una pista de tenis, era propiedad de Mark Hotchin, exdirector de una compañía financiera, y se convirtió en el bien raíz más caro jamás vendido en la isla de Waiheke cuando fue adquirida en 2005 por 13,8 millones de dólares estadounidenses. ¡Increíble!