Más allá del número 43 y de la etiqueta “Estudiante de Ayotzinapa”, cada uno de los jóvenes desaparecidos hace un mes en México tiene detrás una historia particular y un rostro propio que un grupo de pintores se ha encargado de inmortalizar para que no se olvide.

“Todos están insertando en cada pincelada, en cada lienzo, en cada rostro dibujado y pintado, el sentimiento y la evocación de llamarlos, de decirles ‘compañeros, hermanos, los estamos esperando, estamos esperando que regresen’”, dijo a Efe uno de los pintores, Joel Amateco.

Los nombres de los 43 jóvenes de entre 18 y 23 años que desaparecieron hace un mes en la ciudad de Iguala a manos de policías municipales y miembros del cártel Guerreros Unidos fueron distribuidos al azar entre todos los pintores que quisieron sumarse a esta iniciativa para que interpretaran a su manera su retrato.

En los últimos días, los cuadros se han pintado en plazas públicas y también en la propia escuela Normal Rural del barrio de Ayotzinapa, en el pabellón que se ha convertido en el lugar de espera de noticias para los familiares.

Allí pasan las horas charlando o en silencio, entre el grito de los niños jugando y las voces de los estudiantes que aspiran a convertirse en maestros de primaria, a los que se les han sumado en apoyo decenas de compañeros de otras escuelas.

Frente a los artistas que mueven su pincel se paran los familiares para ver cuánto parecido tienen los cuadros con ese joven al que anhelan volver a abrazar.

Al tío de Jovany le gusta mucho el retrato de su sobrino, pero le brillan los ojos al contar que es “bonita” esta iniciativa, aunque “triste” también porque verlos retratados les hace sentir más de cerca que les faltan.

Fuente: EFE