Juana, alias “La Peque Sicaria”, perteneció al brutal de desde temprana edad. Según su propio relato, le gustaba tener sexo con los decapitados y beber su sangre.

Tras ser detenida, Juana “La Peque Sicaria” está recluida en uno de los Centros de Reinserción Social de Baja California. Allí está terminando la preparatoria y aprendiendo contabilidad de manera autodidacta.

En su relato, Juana narró las distintas estaciones por las que ha transitado y que la han conducido de la libertad al encierro carcelario; del sexo servicio al “halconeo” (contraespionaje) de militares y policías en Hidalgo.

También explicó sus prácticas necrofílicas y su deleite por la sangre. Se bañaba en ella luego de asesinar a su víctima e incluso la bebía estando caliente. Antes de ingresar al cártel, los mismos Zetas mataron a su hermano.

“La Peque Sicaria” llegó a ser mano derecha de algunos de los integrantes de la célula criminal y era la encargada de las decapitaciones y mutilaciones corporales. Tuvo un hijo a los 15 años y en el 2010 se integró a Los Zetas.

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