La Cancillería no identificó al grupo y se limitó a considerar la acción como “un ataque a la soberanía nacional y una flagrante violación de la ley internacional y de las normas diplomáticas que garantizan la seguridad del personal de las misiones diplomáticas y consulares”.

“Observamos con preocupación este incidente y trabajamos en colaboración con otros responsables en la región para liberar lo antes posible a los diplomáticos y preservar su integridad física”, indicó el ministerio, que instó a sus nacionales a permanecer en Libia “solo si es absolutamente necesario”.

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Medios locales especulan con la posibilidad de que la acción esté directamente relacionada con decisión de la Justicia tunecina de mantener preso a Walid al Qalib, considerado cabecilla de una facción yihadista.

La detención de Al Qalib, jefe de una de las katibas que integran la plataforma de milicias “Fayer Libia”, afín al Gobierno libio considerado rebelde de Trípoli, ya causó que hombres armados detuvieran a más de 170 ciudadanos tunecinos en Libia, que fueron después liberados en tres tandas.

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A Al Qalib, emparentado con el ministro libio de Justicia en la capital y arrestado en el aeropuerto procedente de Turquía, se le acusa de tráfico de armas y de vínculos con el Estado Islámico, acusación esta última que ha admitido, según su abogado.

La guerra civil que padece Libia, un Estado sumido en el caos desde que en 2011 la comunidad internacional contribuyó a derrocar el régimen de Muamar al Gadafi, afecta de forma significativa a Túnez, país con el que comparte frontera.

Desde hace casi un año, dos periodistas tunecinos, Sofièn Churabi y Nadhir Ktari, permanecen en paradero desconocido en el este de Libia, donde al parecer fueron secuestrados por la rama libia del Estado Islámico, que combate en Siria e Irak.

Fuente: EFE