Aidan Robinson, un niño de nueve años que nació con una malformación en el brazo izquierdo, tuvo que aprender a utilizar diversas prótesis ajustadas al codo, lugar donde termina su brazo, para realizar todo tipo de acciones cotidianas.

Aunque con el paso del tiempo ha adquirido gran destreza en su manejo, siempre se sintió incómodo, ya que el diseño de los distintos sistemas rígidos que utilizaba no se ajustaba completamente a sus necesidades.

Por ello, un día decidió comenzar a utilizar prótesis móviles controladas a través de un implante myoeléctrico, un sistema que permite transformar los movimientos de sus músculos en impulsos eléctricos.

La idea era buena, sin embargo se encontró con el problema de que era prácticamente imposible encontrar conectores adaptados para niños.

Lejos de desmoralizarse por ello, Robinson decidió fabricarse su propio brazo biónico y, ayudado por el diseñador de Autodesk Coby Unger, creó una pieza a medida capaz de ayudarle a mejorar su calidad de vida diaria.

Así, la prótesis ideada por Aidan Robinson consta de una pieza de plástico y un conector físico que permite acoplar y controlar diversas terminaciones, que van desde un soporte para colocar el mando de la Wii hasta una mano construida con piezas de Lego.

La flexibilidad de este diseño no solo permite utilizar una pieza diferente en función de la actividad que se vaya a realizar, ayudando a que el niño gane en autonomía, sino que evita el enorme desembolso económico que supone tener que cambiar de prótesis a medida que el niño se desarrolla, ya que esta tecnología se adapta y crece con él.

El invento de Robinson ha despertado la curiosidad de algunos fabricantes que, de acuerdo con la revista ’The Atlantic’, ya estudian lo forma de convertir este prototipo en una prótesis que se pueda fabricar a escala comercial.

Fuente: Xataka.com / The Atlantic