La Agencia Espacial Europea (ESA) y la rusa Roscosmos se sumaron hoy al sueño de conquistar con el lanzamiento de la misión ExoMars 2016, la primera de dos aventuras espaciales que colocarán ingenios científicos en el suelo del planeta rojo con la esperanza de encontrar restos de vida.

La emprendió un viaje interplanetario de siete meses con destino al planeta vecino a bordo de un cohete Protón-M desde el cosmódromo ruso de Baikonur, en territorio kazajo, a las 09.31 GMT. “Estamos camino a Marte. Excelente”, declaró a Efe el director general de la ESA, Jan Woerner, nada más producirse el despegue.

El cohete llegará a Marte el próximo octubre, cuando la distancia entre el planeta rojo y el azul sea de unos 175 millones de kilómetros. Al aproximarse a la atmósfera marciana el módulo superior de la nave expulsará la sonda Schiaparelli, un pequeño laboratorio científico de 600 kilos de peso que descenderá hacia el planeta rojo a 21.000 kilómetros por hora.

Cuando se encuentre a unos 11 kilómetros del suelo y haya reducido su velocidad hasta 1.650 kilómetros por hora, Schiaparelli desplegará un paracaídas para ralentizar el descenso y se desprenderá de dos fundas de protección térmica frente a las temperaturas de 1.500 grados centígrados de la atmósfera marciana.

A solo dos metros de tocar suelo, se activará un sistema de propulsión líquida que reducirá la velocidad del módulo hasta los 7 kilómetros por hora. A continuación se apagarán los motores y tomará tierra en caída libre, con un impacto final a 11 kilómetros por hora en una zona con rocas de 40 centímetros de alto y pendientes de 12,5 grados.

Schiaparelli se posará en Meridiani Planum, una región que contiene una antigua capa de hematita, hierro y óxido, que en la Tierra aparecen casi siempre asociadas a zonas que contienen agua líquida, elemento esencial para el origen de la vida tal y como la conocemos.

Fuente: EFE