El nombre del joven dirigente, cuya edad se calcula en unos 30 años, no apareció en la lista de autoridades que visitaron el Palacio del Sol de Kumsusan para rendir homenaje a los cuerpos embalsamados de su padre, Kim Jong-il, y su abuelo y fundador del país, Kim Il-sung.

De este modo el “misterio” sobre la suerte del líder norcoreano crece en paralelo a los cálculos y especulaciones de académicos, expertos y periodistas que, sin embargo, se topan de bruces con el muro infranqueable que rodea al hermético régimen norcoreano y a la dinastía Kim.

La ausencia en la lista publicada por la agencia estatal KCNA supone el segundo acto importante de Corea del Norte sin la presencia del “líder supremo” desde que el pasado 25 de septiembre se ausentara de la sesión extraordinaria de la XIII Asamblea Popular Suprema (Parlamento) en un hecho sin precedentes.

Y es que la última vez que se vio a Kim Jong-un en público fue el pasado 3 de septiembre cuando asistió a un concierto de la banda de chicas Moranbong, la más popular del país en estos momentos.

Su misteriosa desaparición desató diversos rumores en la prensa internacional, desde una supuesta fractura de los tobillos o un ataque de gota hasta un hipotético golpe de Estado o luchas de poder entre diversas facciones del Partido de los Trabajadores que habrían culminado en la defenestración del líder.

En todo caso, ninguna de estas especulaciones se ha podido comprobar dado el extremo celo con el que el régimen norcoreano oculta cualquier información relativa a su élite y, en especial, a la familia Kim, objeto de culto en este Estado estalinista anclado en tiempos de la Guerra Fría.

La efeméride, una de las más importantes del calendario norcoreano, no es otra que el aniversario del Partido de los Trabajadores, constituido el 10 de octubre de 1945 y que gobierna Corea del Norte desde su fundación en 1948, complementado con el Ejército Popular como brazo militar del régimen totalitario.

Fuente: EFE