El grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) quemó viva a una joven de 20 años porque se negó a tener “sexo extremo” con uno de sus combatientes, según denunció la representante especial sobre Violencia Sexual en Conflictos de Naciones Unidas, Zainab Bangura.

“Cometen violaciones, someten a esclavitud sexual y a la prostitución y a otros actos de brutalidad extrema. He escuchado el caso de una joven de 20 años que fue quemada viva porque se negó a participar en un acto de sexo extremo. Hemos sabido de otros actos de sadismo sexual. Nos cuesta entender la mentalidad de personas que cometen crímenes así”, relató Bangura en una entrevista concedida al portal Middle East Eye.

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La unidad que dirige Bangura investiga desde 2009 los casos de matrimonios forzados, esclavitud sexual y violaciones registrados en zonas de guerra y ha llegado a la conclusión de que los terroristas de Estado Islámico llevan estas prácticas a un nivel todavía más grave.

Bangura acaba de regresar de un viaje por Siria, Irak, Turquía, Líbano y Jordania para recoger datos sobre los crímenes sexuales que están cometiendo los integrantes del ISIS, incluidos los perpetrados contra las mujeres yazidíes.

“Me he reunido con autoridades, trabajadores de fronteras y supervivientes. Me he centrado en la guerra del Estado Islámico contra las mujeres, incluidas las de las minorías turcomanas, cristianas y yazidíes”, explicó.

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Bangura relató que, tras la toma de una localidad, el Estado Islámico aparta a los hombres de las mujeres y ejecuta a los hombres y los niños de más de catorce años.

“Separa a las mujeres y a las madres, deja a las chicas desnudas, les hace tests de virginidad y examina el tamaño de sus pechos y su belleza. Las más jóvenes y las consideradas como las vírgenes más bellas se venden a precios mayores y se envían a Raqqa, el bastión del ISIS”.

La representante especial de la ONU señaló que “hay una jerarquía” dentro del ISIS para elegir las mujeres que quieren.

“Los jeques eligen primero, después los emires y, posteriormente, los combatientes. A menudo toman tres o cuatro cada uno y se las quedan durante un mes o así, hasta que se cansan, con lo que la chica vuelve al mercado. En las subastas de esclavas, los compradores regatean con agresividad, haciendo bajar los precios con menosprecios a las chicas y con argumentos como que no son guapas o tienen los pechos caídos”, relató.