Una extraña acusación ha caído sobre los líderes del Estado Islámico (ISIS) proveniente de sus propias filas: Sus seguidores, que buscan morir como mártires y no como simples soldados en el campo de batalla, se quejan de que las listas de los atacantes suicidas son amañadas y que en los primeros lugares figuran familiares y amigos de la cúpula yihadista.

Los suicidas son el arma más letal que tiene el Estado Islámico para consolidar su avance en Irak y Siria. Para el extremismo islámico, la inmolación o martirio es uno de los mayores privilegios que se le pueden conceder a un yihadista.

El terrorista Abu Sultán es la cara visible de esta denuncia que fue difundida el jueves. Él ha apuntado directamente a Akhmad al Shishani, comandante del Estado Islámico en Yarmouk, Siria, al acusarlo de nepotismo a la hora de seleccionar a los suicidas.

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En su denuncia, titulada “Corrupción en Dawlah”, Abu Sultán señala que la verdadera amenaza para los que no aparecen en los primeros puestos de las listas de suicidas del Estado Islámico es la posibilidad de morir a manos de sus enemigos antes de convertirse en mártires.

“Los combatientes que se quedan al final de la larga lista son asesinados antes de que llegue su recompensa celestial”, escribió en un blog.

Abu Sultán cuenta que viajó a Irak para entrar en una de estas listas de suicidas de ISIS, pero para su frustración se dio cuenta de que la única manera de aparecer en los primeros puestos era a través de contactos personales.

“Los suicidas son mártires que van directo al paraíso a lomo de sus caballos (en referencia a los vehículos que conducen para perpetrar atentados)”, según los textos que el grupo yihadista cuelga en las redes sociales para atraer seguidores.

En el caso de la toma de Ramadi, se calcula que los terroristas del Estado Islámico apelaron a 50 misiones suicidas con coches bomba para poner a correr al ejército de Iraq en los dos últimos días de asedio.

Fuente: Infobae