“En los 30 años que he sido físico solar y nunca he visto algo así”, exclama Richard Harrison, jefe de física espacial del laboratorio Rutherford Appleton en Oxfordshire, Inglaterra.

Me muestra las últimas imágenes tomadas por una nave espacial capacitada para observar nuestra estrella. Se revela al Sol en exquisito detalle, pero tiene una cara extrañamente uniforme.

“Si quieres buscar cuándo fue la última vez que el Sol estuvo así de inactivo, tendrás que irte 100 años atrás”, señala.

Este silencio solar está desconcertando a los científicos, debido a que en este momento el Sol debería estar muy activo. Ha llegado a su máxima solar, el punto cumbre de la actividad en su ciclo de 11 años.

Esta bola gigante de plasma debería estar acribillada con manchas solares, explotando con destellos y arrojando al espacio inmensas nubes cargadas de partículas en forma de eyecciones de masa coronal.

Pero, aparte de algunas recientes erupciones solares, ha estado muy calmado. Y este escuálido máximo viene después de un mínimo solar (el período en que la actividad solar llega a su punto mínimo) que fue más largo y bajo de lo que esperaban los científicos.

Esta no sería la primera vez que sucedería.

Durante la segunda mitad del siglo XVII, el Sol se sumió en una fase extremadamente calma, un período conocido como el mínimo de Maunder. Los registros históricos muestran que las manchas solares prácticamente desaparecieron durante este tiempo.

Mike Lockwood, profesor de física ambiental espacial, de la Universidad de Reading, piensa que hay una seria posibilidad de que el Sol esté cada vez menos activo.

Un análisis del núcleo de hielo, que tiene un registro a largo plazo de la actividad solar, sugiere que esta disminución de la actividad es la más rápida que se ha visto en 10.000 años.

“Estimamos que en los próximos 40 años hay entre un 10% a 20% (más cerca del 20%) de probabilidades de regresar a las condiciones del mínimo Maunder”, explica Lockwood.

La era de inactividad solar en el siglo XVII coincidió con un período de inviernos amargamente fríos en Europa.

Los londinenses disfrutaron haciendo ferias sobre el congelado río Támesis, aumentó la cubierta de nieve en todo el continente y hubo una helada sobre el mar Báltico. Las condiciones eran tan duras que algunos lo describieron como una mini Edad de Hielo.

Fuente: BBC