A primera vista parecen cicatrices, pero no los son. Estas dibujos trazados en la piel que adornan los cuerpos de Bodi de Etiopía, Mursi tribus y Surma son algo más que el signo de una antigua lesión.

Porque dichas carnes elevadas en sus cuerpos no son solo cicatrices; son una parte compleja de la cultura local y tiene diferentes significados. Desde la belleza de la infancia hasta la edad adulta o incluso, en algunos casos, son simplemente un signo de pertenencia.

Pero las tribus etíopes no son los únicos que realizan este ritual. En Uganda, el Karamojong es famoso por sus dibujos de cicatrices elaborados, mientras que al otro lado de la frontera de Etiopía con Sudán, los hombres Nuer tienen frentes cicatrices y lo consideran como una parte clave de la transición de niño a hombre.